Mar

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sábado, 2 de octubre de 2010

Un dolor de cabeza

es el teléfono a la mitad de un sueño
es el humo de un cigarro en el elevador
es el despertador a las seis de la mañana
es no encontrar las llaves
es la impaciencia
es un libro para niños sin dibujos
es el grito de un regaño
es un "te-lo-dije"
es un error de solución sumamente complicada
es querer cruzar el mar y ser alergica a la sal
es estrellarse en una puerta transparente
es tener sed en el metro
es querer llegar y no encontrar la calle
es querer perderse y no caber el ropero de la abuela
es hablar con un borracho
es hacer una fila interminable
es querer dormir parada
es saber que hay un monstruo debajo de la cama
es creer en algo y que te digan que no existe



Un dolor de cabeza es una excusa perfecta

martes, 7 de septiembre de 2010

Tira de alcachofas (o intento fallido de recrear esas tiras de fotos instantáneas)

En espera del tiempo de mandarinas

Estoy esperando que los días se sientan diferentes, que el aire sepa dulce y la tierra adquiera tintes de amarillo con naranja. Estoy esperando que respirar no duela y que al exhalar, ese olor de mandarinas, invada mi cuerpo y saque el humo de tristeza que me ataca en estos tiempos. Tiempos de fruta podrida y pestilente, fruta gris que sabe amarga y no provoca ese gusto… tan de mandarinas.
Estoy esperando que esas semillas, que planté hace un año, germinen en bolas llenas de gajos, poemas y cuentos que pintan un día no tan malo.
En espera de tiempos más coloridos, donde una casa roja se riegue con el líquido jacarandesco del árbol de enfrente; tiempos más jugosos, más mojados (mojados no de sal, sino de mandarinas).






(imaginar una mandarina)

miércoles, 25 de agosto de 2010

Días de pestañas caídas

Hay días en los que una se despierta sin nociones. Hay días…
Cuando el sueño que viviste se vuelve borroso, difuso, neblinoso, cuando el sueño se pierde cual kilómetro de una carretera olvidada y sin destino. Hay días en las que simplemente no se sabe, no se entiende, no se quiere. Días sin fecha, días perdidos en inventos de noche, en callejones de luciérnagas. Un rayo de sol que se extravía en la taza de café que no despierta.
Días en los que no importa enchinarse las pestañas y ponerse los tacones que levantan el ánimo no sirve. La secadora de pelo moja con sus lágrimas, y las planchas histéricas arrugan los vestidos de flores marchitas que apenas ayer estaban en primavera.
Hay días en los que caminar resulta ajeno y el azúcar sabe a sal; días en en que subir escaleras no te lleva a ningún lado y bajarlas te lleva a pensar en alguien que no existe. Un muerto, quizás.

viernes, 9 de julio de 2010

Deseos de ciudad

Desear (de deseo)
1. tr. Aspirar con vehemencia al conocimiento, posesión o disfrute de algo.
2. tr. Anhelar que acontezca o deje de acontecer algún suceso.
3. tr. Sentir apetencia sexual hacia alguien.


La gente de ciudad somos especimenes raros; caminamos con prisa (aunque no la tengamos) y tenemos llaveros con 40 mil 500 llaves que en realidad no nos llevan a 40 mil 500 lugares. Somos raros, nos gusta el caos, el ruido y el tráfico (sí, sí… aunque nos quejemos, la gente de ciudad no sería feliz sino tuviera algo de qué quejarse). Por lo mismo, somos los de la ciudad los que todavía le pedimos deseos a ciertas flores, se los pedimos porque no es tan común verlas, porque las consideramos especiales, un respiro que se da la posibilidad de crecer en el cemento.

- Deseo poder cambiar el piso de mi casa, quiero pisar más suave y menos frío.
-Deseo poder volar, elevarme a las nubes y despedirme de la acera.
-Volverme invisible o sólo visible a ciertos ojos en cierto tiempo.
-Poder dormir.
-Soñar.
-Deseo NO tener miedo a las arañas de ocho manos que te quitan la bolsa, el reloj y la tranquilidad.


Deseos de transformación, de riqueza y de ya-no-estar-triste. La gente de ciudad no tiene tiempo de estar triste; la tristeza retrasa las juntas de trabajo y distrae a los ojos para que no vean cuando la luz del semáforo cambia de rojo a verde (por suerte, el automóvil de atrás no dudará en avisarte a gritos y claxonazos que tu tristeza es tuya y no tiene por qué retrasar la vida de los demás).
La gente de ciudad desea. Desea por segundos, por instantes, por suspiros…







(tiempo para desear)









La gente anhela por naturaleza pero la naturaleza ya no es la misma. La ciudad se instaló y no tiene planes de irse a ningún lado, pero todavía se encuentran en ciertas esquinas una planta perenne que pocas veces alcanza ya, los 40 cm de altura (la gente de ciudad las arranca antes, se apresuran a desear). En ciertas esquinas todavía hay tallos que soportan flores sin hojas que varían (bastante): desde ser enteras hasta estar divididas en lóbulos triangulares y con el peciolo alado. En ciertas esquinas todavía hay Taraxacum officinale Weber. En ciertas esquinas todavía hay Dientes de León. En ciertas esquinas todavía se puede desear.
A pesar de ser una planta de deseo, el Diente de León tiene otros usos (usos que la gente de ciudad ignora y los desea), esta planta es útil es caso de hepatitis y cirrosis, es diurética y estimula la captación de luz (ayuda a ver de noche). Una planta que va perfecto en ensalada: los capullos flores, antes de abrir y con vinagre resultan deliciosos. Tanto, que son indicados para personas con trastornos alimenticios como la anorexia. También se puede beber en té y se recomienda tomar esta bebida tres veces al día para recuperarse de la anemia (¡té de Diente de León! definitivamente hay que probarlo).
Una planta que bien podría ser mágica, polvo blanco de flor que cumple deseos y por si esto fuera poco: te ayuda a ver mejor (igual y esta última característica explica la razón de por qué el que encuentra un Diente de León casi siempre encontrará más de dos en su vida)

miércoles, 23 de junio de 2010

Corriendo en círculos

Círculo I

La carrera empieza y fijo la meta: el inicio.

Círculo II

Le pongo un sentido a cada paso, discurso interno acerca de lo excelentes que son la repeticiones para el alma.

Círculo III

Se me ocurre alzar la vista para ver al sol y me encuentro con la luna. La luna siempre aparece cuando no la busco, cuando necesito un respiro y no puedo cerrar los ojos. Una huelga de parpados que se niegan al descanso, se niegan porque piensan en problemas que corren a su vez en círculos menos grandes y en el aire.

Círculo IV

Lunática.

Círculo V

Bajo la velocidad, me estoy mareando; La luna siempre trae consigo las mareas.

Círculo VI

Cada paso cuesta y mis raíces ejercen resistencia. Correr en círculos eleva y hoy, hoy mis raíces me jalan a la tierra. Cada paso es más difícil pero el inicio queda lejos y una tiene que iniciar.

Círculo VII

Tiempo para un respiro no muy largo

Círculo VIII

El inicio se ve cerca (otra vez), distinto del primero pero más cercano.

Círculo IX

Me siento a llorar. Perdí el comienzo; no sé cuál es el principio ni el final. Desorientada en lo conocido de mi mundo. Veo al cielo buscando la luna y está lleno de luciérnagas.

Círculo X

Calma aunque sigo perdida… Las luciérnagas me alumbran la circunferencia del camino. El inicio no debe estar muy lejos.

Círculo XI

La carrera continúa y fijo la meta: el inicio.

martes, 22 de junio de 2010

EnTérandome de cosas para olvidar






Té de olvidos






Té olvido

domingo, 20 de junio de 2010

Sueño de un secreto

De hilos que me inventan

Cosiéndome a mí misma los errores y el miedo. El algodón de relleno se salió en la última caída y es necesario prepararme para las siguientes. Duelen las agujas pero duele más que se caigan los botones

y se pierdan

para siempre.

Necesito aprender a dibujar para dejar de prescindir de los espejos. Dibujar mi realidad y los botones que no alcancé a salvar por el desgaste de mis días. Borrar las rodillas raspadas de aquella niña. La sangre escurrida como lágrimas que caen con todo y delineador. Escurren y no se ven en los dibujos pero mojan el papel y borran

letras

frases

puntos

miércoles, 16 de junio de 2010

Decisiones que deciden volar

No sé por qué decido cosas. Las palabras que sí puedo escribir se quedan sin sonido. Tu presencia no está en mí pero la tomé como una verdad inalterable y a pesar de esa clara, conciente y firme decisión… vuelas a otras hojas, con otras tintas que te reconstruyen. Dejas de ser aquel que una vez escribí y leí (cuarenta veces).
Mis hojas siguen vacías, sin historia… mudas las palabras que te describían, nos.
Aquel personaje que inventé ya no existe, cambió, se convirtió en pájaro…

(uno rojo que vuela muy alto)

sábado, 22 de mayo de 2010

Cosas horribles

Ella ya tomó la decisión de que algo horrible va a pasar. Ya se hicieron los arreglos correspondientes y se pagó a la casualidad para que mandara un disfraz. Ella ya decidió que alguien va a morir, que una ola se levantará cuarenta metros y se comerá sólo a los que quiere. Alguien chocará y a alguien más le dará un cáncer incurable. Ella ya decidió que su hija va a sufrir, que sus ojos se secarán de tantas lágrimas que va a perder es este juego de cosas horribles. La decisión ya esta tomada y ahora es la angustia la que carcome sus piernas en la espera de que estas cosas horribles sucedan. La casualidad, sin embargo, juega por su cuenta y confunde su papel con la maldad del universo. Ella no distingue y sólo confirma, lo que hace tantos años, decidió: alguien va a morir y no habrá lágrimas para llorar (se agotaron en la angustia de esperar cosas horribles).

martes, 27 de abril de 2010

Un soplido

Polvo. El cajón está lleno y vacío de tantas cosas. Pero el polvo nunca falta, hay de más, para todos y para otros.
Polvo para compartir.
En navidad mi madre lo mete en bolsitas y lo regala a las primas, ellas se ponen contentas y llegan a sus casas a guardarlo con el polvo de sus propios cajones.
Hoy abrí los ojos y el polvo me había abandonado. ¿A dónde pudo ir sin ser visto? ¡Era tanto y tan hermoso! Lleno de partículas de grises tan diversos.

Extraño mi polvo. Mi cajón se siente vacío, hueco, triste…
Para hacerlo sentir mejor me metí en él para llenarlo. No soy polvo pero peso.

lunes, 29 de marzo de 2010

Conversación entre hermanas

-¿Qué pensarías si ahorita empiezo a caminar sobre el agua y me voy?
-A mí ya pocas cosas me sorprenden.
-Yo creería que estoy soñando o que ya me volví loca.
-Magia. Maravilla. Si me pasara a mí creería que ya me convertí en una maga. No, no en una loca.





silencio mientras una se aleja caminando sobre el agua

lunes, 18 de enero de 2010

Un regalo

Observa



Sopla

Enero

Un mes que en su cinco letras borra el tiempo y dibuja un inicio. Los abrigos llegaron a mi puerta, sin ganchos, volando y bien planchados.
Puedo decir que este año no he llorado (si es o no cierto, no importa... puedo decirlo).
Llega el frío, el blanco y el hielo forra las paredes. Los sillones se vuelven más bonitos y los cojines se vuelven anfitriones. Mi café es más cargado en enero, duermo menos y sueño más. En enero se duerme “juntos”, más pegados, pero al mismo tiempo es enero el que congela los lazos y mata al alcatraz que un día me regalaron.
Enero me vuelve más vieja, me trae regalos y me da las alas de un año, los plumones para dibujar semanas, las nubes de muchos días y el paragüas que fingirá protegerme de la lluvia.