Mar

Mar

miércoles, 28 de noviembre de 2012

La historia de un pez que se comió muchos de mis miedos

Llegó un pez a mi casa.

Era muy bonito, muy chiquito y muy mojado. Incluso, cuando no estaba en la pecera.
Mi pez era niño y tenía bigotes. También era azul.
Todos los días desayunaba con nosotros, le gustaban las tostadas y el cereal. Por las noches, mi pez siempre dormía conmigo, al apagar la luz, él se encendía e iluminaba mi cuarto hermosamente. Era increíble porque yo le tengo miedo a la oscuridad y mi pez nunca me dejó perderme en ella. Yo le contaba las historias de lo que sucedía en las sombras: los fantasmas, los adioses, las abuelas que se murieron, las camas vacías, los gatos sin casa, la comida fría, las tazas rotas... y hasta un beso que nunca se besó. Puras cosas, que solo de contar, te mojan la cara.

Su pecera, poco a poco, se empezó a llenar de mis lágrimas. Él no entendía por qué me daba tanto miedo mojarme la cara con sal, ¡él siempre estaba mojado y le encantaba!

Un día, cuando desperté, él ya no estaba. Lo busqué en la tetera, en los floreros, incluso en la olla en la que mi mamá preparaba los espaguetis. Pero no. Lo encontré, ¡gigante! adentro de mi tina. Apenas cabía; en la noche había crecido tanto que ya no podía estar en ningún otro lado.

-¿Qué pasó? – Le pregunté.
-Lo que siempre pasa cuando comes demasiada sal. Quise salvarte de las sombras y tus lágrimas buscaron un nuevo hogar. Ahora las tengo yo, y por eso me volví del tamaño de tus miedos.


Entonces, volví a llorar. La sola idea de saber que él, mi pez azul, se había comido todas esas historias que provocaban que mi cara se mojara, ocasionó que una cascada saliera por mis ojos. Lloré, lloré y lloré un poco más, hasta que el agua de la tina se empezó a desbordar y él, sin poder contener más lágrimas, explotó.


Entonces entendí.


---
Inspiración
Ilustradora Doming.
Pueden ver más de su trabajo en: http://www.behance.net/gallery/Doming/5099773.