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martes, 20 de enero de 2015

¿Alguien ha visto a mi luna?

El sol decidió no irse. Está ahí –eterno– robándole tiempo a la luna, robándole su momento de estar. Los días duran eternidades y ya casi no hay tiempo para dormir ni para encontrar lo que se perdió entre las sábanas.

Un té de azar entre las manos no es cosa de días sino de noches y yo…
yo ya no encuentro mis noches. Mi vida es de día, llena de luz, clarísima. Mi vida es tan de hacer cosas que nunca terminan de pedirte que las hagas; las cosas necesitan que las hagas.

–¿Cómo no vas a salir a hacer cosas, si hay luz y no hay lluvia? ¡Qué tonta!

Y es que la luz es tanta que tengo que entrecerrar mi ojos perdiendo de vista a las excusas que me permiten decir: hoy me quedo aquí, perdida entre sábanas con un té de azar entre las manos y haciendo nada.

La luna no me necesita.