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domingo, 3 de julio de 2011

No buscaste bien: estaba enfrente de tu nariz (pasando las lágrimas)

Ella siempre ha tenido la necesidad de esconderse. La vida le ha enseñado que guardarse es bueno para el alma. El problema es que a veces se esconde demasiado y muy bien. Escoge escondites increíbles como la cafetera o adentro de una bota en primavera (una vez, se guardó en el alhajero de la abuela, pero la encontraron cuando la abuela murió y las nietas peleaban por las joyas). Ella está consciente de que es distraída y llega tarde a las citas de trabajo y a los sentimientos por creerse Julieta y morir un rato. Ella es del tipo de mujer que no duerme por andar tomando té de no-me-olvides con azúcar.

La última vez que la vieron fue cuando se metió en una caja que decía “FRÁGIL”. Su intención era que la encontraras y con cuidado la llevaras a tus brazos. Pero entre tanto polvo de rencores la caja se escapó de tus manos y cayó por las escaleras. Sé que corriste por ella, querías pegar los pedazos, salvar el alma… pero te confundiste de caja y salvando a otra, abandonaste, dañaste y rompiste el “nosotros” más bonito de la historia.

De ella sólo lograste conservar un pedazo que guardas en una caja azul a lado de tu cama… Ella recolectó por meses las partes que hacen que una sea mujer y no un gato: las pestañas, los hombros, las piernas (¿las extrañas?), la ropa, los recuerdos (creo que perdió un calcetín, pero solo uno). Apenas estuvo lista, de pie y con sus alas, encontró otro escondite y, guardada, lucha para entender el porqué dejaste, tan cobardemente, de buscarla.

Quizá fuiste un niño al que le dio miedo bajar solo las escaleras.

1 comentario:

  1. Este texto tiene tu voz impregnada.... me hace recordar de manera muy táctil tu lenguaje corporal.....por lo tanto una pieza así de elocuente por ende comparte el calificativo con tu andar por la vida

    Jmm.....tal vez no es tan grosera como pensaba mija.

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