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lunes, 21 de febrero de 2011

De flores y floreros

Una flor cayó sobre mi cabeza y la rompió.
Su tallo ¡tan suave! taladró mi cráneo, convirtiéndome en el vil florero de una flor sin raíces.
Pero el daño no quedó ahí, el hoyo que la flor hizo, cuarteó mi cabeza hasta las orejas. Mi ojo derecho dejó de ver y el izquierdo sólo percibe sombras. De mi pelo mejor ni hablar.
¿La flor? Una gerbera roja que en vez de agua se nutre de recuerdos.
Es horrible ya no poder pasar desapercibida cuando camino por la calle; al parecer causa extrañeza que una mujer camine con una flor roja clavada en la cabeza. No me malinterpreten, la naturaleza puede hacer conmigo lo que quiera, lo que molesta es que la dichosa flor se burla de mí cada vez que encuentra una rosa marchita en mi memoria.

martes, 15 de febrero de 2011

Un árbol con cintura

Quiero que mis piernas se alarguen. Que mis rodillas se encuentren por arriba de tu nariz. Quiero que mi pelo crezca y se haga verde. Un vestido café y zapatos de raíz. Que mis ojos no se vean, que se confundan con dos pájaros que decidieron descansar. Hojas que crecen, que sustituyen a las lágrimas y que en otoño deciden volar.
Pero hoy no es otoño,
hoy se vuelven frías,
hoy es invierno.
Las hojas se vuelven trasparentes, cristales. Este junio es como si fuera enero. Enero porque volví a nacer en forma de árbol. Quiero que te pierdas en un bosque, que me busques y que encuentres un árbol con forma de mujer. Quiero que te refugies en lo verde de mi pelo y que derritas las hojas, esas que caen en forma de cristal. Quiero que no me encuentres pero que siempre algo te recuerde que respiro, que lloro, que existo…
Quiero que nunca me veas pero que siempre me sientas. Que saborees mis lágrimas, esas que te encantaba provocar. Pero cuando pase el invierno esas hojas volarán y tú te morirás de sed.

domingo, 6 de febrero de 2011

(tú)

Me gustan los paréntesis; son como un respiro después de una frase muy larga, una frase que te deja sin aliento y cansada de subir las escaleras. El paréntesis es la sensación que te da llegar al piso cincuenta y saber que la vista será maravillosa. Pero no se puede vivir en un paréntesis toda la vida. No se puede vivir enamorada creyendo ingenuamente que tu historia avanza hacia adelante.

Fuiste mi paréntesis, contigo la vida era linda, me sentía segura y sonreía. Por eso dejé de moverme. Me quedé quietecita esperando que nadie recordara que como cualquier paréntesis tienes que cerrarte. ¡Qué cerrarte a ti fuera como cerrar los ojos! Pero no… claramente eres más difícil que parpadear, eres más como llorar.

Un paréntesis te revela un secreto que sólo se lo repetirás a tu hija. Un momento en que nada importa y por eso no importaba estar ahí: sintiendo magia y olvidando que volar sola también es bueno para el alma.

Mi paréntesis se cerró. Ahora yo cierro los ojos sabiendo que al abrirlos no me queda más que seguir con lo que ya había empezado: mi historia.