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domingo, 12 de julio de 2009

En algún lugar de un charco

Un vestido de aire y un sombrero de encaje. Encajamiento de hilos, de agujas que confeccionan los zapatos, aquellos que me llevaban por caminos de hojas. Secos los ojos que hace mucho que no lloran, que no riegan el aire del vestido que día con hora se deshila y me deja sin barreras en un mundo de hojas secas, que caen
y caen
y caen
y caen, algunas, en mi cabeza con sombrero.
Sombrero de un encaje transparente ya de ideas y de un color que resalta la tristeza. Los zapatos son lo único que queda de un atuendo gastado por los años pero que resultan insuficientes si los charcos son tan hondos como mares…
y me hunden.

(Eso sí: un hilo del vestido se atoró en una rama y confio, ciegamente, en que durará hasta que yo llegué al final de aquel charco en donde sólo estoy yo y las hojas.
Entonces, y sólo entonces, podré coser aquel suspiro hacía arriba)

1 comentario:

  1. María pelos oscuros...
    qué bonito le quedó este texto
    y
    qué padre tu nueva flor morada.
    Me gusta mucho esta mudanza de lugar,
    de cabellos, de colores, de parte de la alcachofa.
    Te abrazo, como siempre, cariñosísisima. :)
    Ana.

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