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martes, 7 de julio de 2009

Primeros rayos de sol

Caminé desnuda resguarda por cuatro paredes, una puerta y un pedazo de tela que hace a veces de cortina.
Un cuarto oscuro que sirve de escondite ante las miradas de frente que tanto asustan.
Tú fingías dormir pero me espiabas.
Me entretuve mirando por la ventana, jugando con cortinas, viendo la niebla de afuera.
y es que sabía que mirabas por los párpados de una ventana aparentemente cerrada.
¡Qué ironía!
Yo que adoro que me veas y sólo lo hago escondida tras las telas, tras la luz que provoca un efecto de sombra.
Tú adoras verme y entonces: espías tras pestañas, sábanas y oscuros.
Qué dichosa sería la vida si la gente caminará desnuda por las calles:
casas sin puertas
ojos sin ventanas
camas sin sábanas.

Pero entonces no tendría el placer de sentirme deseada,
de saber que mi cuerpo te despierta pero que también se calla, se esconde y logra provocar lo imposible: un rayo de luz que se cuela desde la cama.
Sábanas que observan, que desean
y yo
en la ventana.

1 comentario:

  1. Yo comento el tuyo.
    Y tu no el mio.
    Apoyo tu noción "Qué dichosa sería la vida si la gente caminará..."
    Y difiero en algo. El deseo, sospecho, permaneceria.

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